Por Carolina S. Romero
Es cada vez más peligroso ser mujer (o niña) en México, donde matan a siete hermanas, amigas, compañeras, madres o hijas cada día con impunidad y con un nivel de odio y desprecio antes considerado impensable. Personas llenas de vida, ahora torturadas hasta morir, se convierten en las personajes de una macabra obra de teatro: la descuartizada, la golpeada, la empalada, la enmaletada, la ahogada en un canal de aguas negras, prácticamente todas violadas. Ésta es la cara del feminicidio.

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