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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Las Abejas por las Abejas: Identitad

Identidad cultural.


La cultura abarca elementos muy diversos: objetos y bienes materiales, así como la forma en que nuestro sistema social está organizado. Cuando hablamos de nuestro pueblo consideramos un territorio y los recursos naturales que contiene, los objetos que enmarcan y hacen posible la vida cotidiana, las habitaciones, los espacios y edificios públicos, la instalaciones productivas y centros ceremoniales, los sitios sagrados, los lugares donde están enterrados nuestros muertos. A través de nuestra educación aprendemos a hacer las cosas, a trabajar en lo que nos toca, a interpretar la naturaleza y sus signos, a encontrar los caminos para enfrentar los problemas, a nombrar las cosas. Junto con esto recibimos valores: lo que es bueno y lo que es malo, lo deseable y lo que no lo es, los permitido y lo prohibido.

La historia ha definido quiénes somos “nosotros”: una organización pacifista, “guardianes de la memoria y de la esperanza”, cuándo se es y cuándo no se es, o se deja de ser parte de ese universo social. Nuestro pueblo ha establecido los límites y las normas de pertenecer a nuestra organización: hay formas de ingresar, de ser aceptado, hay también maneras de perder la pertenencia. Esto es lo que se expresa en la identidad. Saberse y asumirse como integrante de un pueblo y de una organización, y ser reconocido como tal por propios y por extraños, significa formar parte de una sociedad que tiene por patrimonio una cultura propia, de la cual se beneficia y sobre la cual tiene derecho a decidir.


Las personas de “Las Abejas” de Chenalhó se pueden reconocer por los signos externos: las ropas que usamos; la lengua que hablamos, el tzotzil; las fiestas que celebramos y nuestras costumbres y tradiciones.


El traje de los hombres consiste en una especie de túnica blanca hecha con tela de telar o de manta con cuello en “v” que llega hasta el muslo, un cinturón que se amara en la cintura, un huarrach, un tela de color rojo que se enreda en el cuello, un sombrero de palma cuya copa tiene forma de cono pequeño y de las orillas del ala penden listones de colores. Actualmente son pocos los que se visten así de manera cotidiana. Autoridades y abuelos lo usan en ceremonias y algunos de nosotros en celebraciones específicas. 
 
Las mujeres visten un huipil corto –blusa- tejido en telar, que puede ser de varios colores o de dos nada más, con bordados alrededor del cuello; su falta, tejida por los hombres que trabajan en eso, luego la bordan alrededor o en forma cruzada con líneas de motivos simbólicos o flores, generalmente es de color azul u obscuro, es una especie de gran cilindro que ellas plisan sobre su cuerpo y sujetan con una faja de color también tejida. Para cubrirse usan también un manto blanco con bordados pequeños de color fuerte distribuidos en toda su superficie y en las orillas. La mayoría de las mujeres usan actualmente la vestimenta tradicional. 

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