La Comisión Sexta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional convoca al CONVERSATORIO (o semillero, según): “Miradas, Escuchas y Palabras: ¿Prohibido Pensar?”
Comisión Sexta del EZLN.
México.
Marzo del 2018.
A las personas, grupos, colectivos y organizaciones que, en todo el mundo, entendieron e hicieron suya la iniciativa del Concejo Indígena de Gobierno y su vocera:
A la Sexta nacional e internacional:
A quienes firmaron por la vocera del Concejo Indígena de Gobierno:
CONSIDERANDO QUE:
Primero y único:
La Familia Feliz.
Un poblado, o ciudad, o como se diga. Un lugar del mundo. Un muro. Pegado en la rugosa superficie del gran muro, un afiche, cartel, o como se diga. En la imagen, un hombre y una mujer sonríen frente a una mesa rebosante de comida variada. A un costado de la pareja, una niña sonriente; al otro costado, un niño mostrando su reluciente dentadura. Sobre de ellos, en letras grandes e intimidantes, se lee “LA FAMILIA FELIZ”. El cartel está ya viejo, con la pátina del tiempo apagando los colores que, suponemos, alguna vez fueron brillantes y, sí, se podría decir que felices. Algunas manos anónimas han agregado, en papel, pequeños letreros: “La familia feliz es feliz sólo con la bendición del divino”; “No a la familia homoparental, ¡mueran los maricas y las machorras!”; “La maternidad es lo que define a la mujer feliz”; “Se destapan caños. Presupuesto sin compromiso”; “Se renta casa feliz para familia feliz. Familias infelices, absténganse”.
Al frente, por la acera al pie del muro, la gente transcurre de un lado a otro sin apenas prestarle atención a la imagen opaca. De vez en cuando, alguna perece aplastada por un pedazo que cae del muro decrépito. Cierto, cada vez con más frecuencia suceden esos derrumbes parciales. Gajos del muro se desprenden y aplastan a veces a una sola persona o a un pequeño grupo, a veces a comunidades enteras. La conmoción en la muchedumbre dura apenas unos instantes, y reanuda su camino bajo la mirada pálida de la familia feliz.
Catástrofes menores y mayores, eso no debe distraernos de lo esencial ahora: cada tanto de tiempo, el supremo hacedor de “familias felices”, anuncia la elección, libre y democrática, del cuidador del afiche. Y precisamente ahora, el feliz calendario que, ahora se percata usted de ello, se puede ver detrás de la familia feliz, marca que es el tiempo de elegir. En estas fechas, una febril actividad recorre al gentío que, sin detenerse, opina, discute y pelea por las distintas opciones que se ofrecen para cuidar el gigantesco cartel.
Hay quien señala el peligro de que la impericia manifiesta de sus oponentes, ponga en riesgo la ya maltrecha imagen, símbolo de identidad del poblado, ciudad, o como se diga. Una persona ofrece remozarlo y devolverle el brillo y el color que alguna vez tuvo (en realidad, nadie recuerda ese tiempo, así que ni siquiera se puede asegurar que alguna vez existió –claro, en el dado caso de que se le pueda atribuir existencia al tiempo-). Otra más dice que las administraciones anteriores han descuidado la imagen y a eso se debe su visible deterioro.
Las distintas propuestas encienden las discusiones en los transeúntes. Se cruzan acusaciones, calumnias, falacias, argumentos con la solidez de lo efímero, condenas y sentencias apocalípticas. Se reflexiona sobre la importancia y trascendencia del momento, la necesidad de la participación consciente. No en balde se ha luchado tantos años para poder elegir a quien cuide la feliz imagen de la familia feliz.
Se forman bandos: allá el de quienes insisten en una renovación prudente; aquel otro insiste en el postulado científico de que “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”; otro bando aglutina a quienes ofrecen probidad, buen gusto, modernidad. Unos y otros gritan: “¡No pienses!, ¡Vota!”. Una pancarta estorba el trasiego de la gente, en ella se lee “Cualquier llamado a razonar el voto, es un llamado a la abstención. No es tiempo de pensar, sino de tomar partido”.
Las discusiones no siempre son mesuradas. Es tan importante elegir al responsable de la imagen, que no pocas veces los bandos llegan a la violencia.
Hay quien habla de cuantiosas cantidades de felicidad para quien resulte vencedor, pero, lejos de los intereses mundanos, en los rostros adustos de los contendientes se advierte la seriedad del asunto: es un deber histórico, el futuro está en la mano titubeante de quienes habrán de elegir, es una grave responsabilidad pesando sobre los hombros de la gente; peso que, felizmente, será aliviado cuando se sepa quién se alza con el triunfo, y vea de procurar felicidad a la feliz imagen de la familia feliz.
Es tal el frenesí, que todos se olvidan por completo de la imagen retratada. Pero la familia feliz luce, en la soledad del muro, su perenne e inútil sonrisa.
Al pie de la alargada y alta pared, una niña levanta la mano pidiendo hablar. Los bandos apenas si la notan, pero no falta quien diga: “pobrecita, es una niña y quiere hablar, dejémosla”. “No”, dice otro bando, “es un truco del bando contrario, es para dividir el voto, es un distractor para que no reparemos en la gravedad del momento, es un claro llamado a la abstención”. El bando de más allá, objeta: “¿Qué capacidad puede tener una niña para opinar siquiera sobre el cartel? Le faltan estudios, crecer, madurar”. Y por aquel lado: “no vamos a perder el tiempo escuchando a una niña, debemos concentrarnos en lo importante: decidir quién es mejor para cuidar el cartel”.
La “Comisión de Nitidez y Legitimidad para la Elección del Encargado de Cuidar la Imagen de la Familia Feliz” (CNLEECIFF, por sus siglas), emitió un serio y breve comunicado, acorde con la gravedad de los tiempos: “Las reglas son claras: NO SE ADMITEN NIÑAS”.
Nuevas reflexiones de los analistas especializados: “lo único que logró la niña fue legitimar a la CNLEECIFF. Al pedir la palabra, la niña entró al juego y perdió, lo demás son consuelos”; “El fracaso de la niña es síntoma del fracaso del proceso renovador, las instituciones deberían dejar que la niña hable”; “Fue conmovedora, ella con su manita levantada, pidiendo atención, pobrecita”; “Fue un resultado adverso, producto de un análisis erróneo de la coyuntura, el contexto y la correlación de fuerzas, eso señala la ausencia de una vanguardia revolucionaria que dirija a las masas”; “Etcétera”.
Pero las discusiones apenas duraron unos minutos, y el ir y venir de pasos y sinrazones siguió su curso. No se escuchó a la niña hablar, mientras señalaba, no a la imagen, sino al muro sobre el que la familia feliz lucía su ya deteriorada placidez.
Parada sobre uno de los escombros, rodeada de cadáveres de niñas y de piedras desgajadas, la niña señaló, lacónica, lo evidente:
“Se va a caer”.
Pero nadie escuchó…
Un momento… ¿nadie?
(¿Continuará?…)
-*-
En base a lo anteriormente expuesto, la Comisión Sexta del EZLN convoca al:
CONVERSATORIO (o semillero, según):
“Miradas, Escuchas y Palabras: ¿Prohibido Pensar?”
En el que diversas personas del Congreso Nacional Indígena, del Concejo Indígena de Gobierno, de las artes, las ciencias, el activismo político, el periodismo y la cultura, nos compartirán lo que miran y escuchan.
El conversatorio se llevará a cabo los días del 15 al 25 de abril del 2018, en el CIDECI-Unitierra, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
Han confirmado su participación, entre otr@s:
Marichuy (vocera del Concejo Indígena de Gobierno).
Lupita Vázquez Luna (concejala del Concejo Indígena de Gobierno).
Luis de Tavira Noriega (director de Teatro).
Mardonio Carballo (escritor).
Juan Carlos Rulfo (cineasta).
Paul Leduc (cineasta).
Cristina Rivera-Garza (escritora).
Abraham Cruzvillegas (artista visual).
Néstor García Canclini (antropólogo).
Emilio Lezama (escritor y analista político).
Irene Tello Arista (columnista y activista).
Erika Bárcena Arévalo (abogada y antropóloga).
Ximena Antillón Najlis (psicóloga, especialista en víctimas de la violencia).
Jacobo Dayán (académico y activista por los Derechos Humanos).
Marcela Turati (periodismo de investigación).
Daniela Rea Gómez (periodista).
Carlos Mendoza Álvarez (filósofo).
John Gibler (periodista).
Javier Risco (periodista).
Alejandro Grimson (antropólogo).
Enrique Serna (novelista).
Paul Theroux (escritor).
Juan Villoro (escritor).
Pablo González Casanova (sociólogo y zapatista, no necesariamente en ese orden).
Gilberto López y Rivas (antropólogo).
Alicia Castellanos Guerrero (antropóloga).
Magdalena Gómez Rivera (abogada).
Bárbara Zamora (abogada).
Margara Millán Moncayo (socióloga feminista).
Sylvia Marcos (psicóloga y socióloga feminista).
Jorge Alonso Sánchez (antropólogo).
Fernanda Navarro y Solares (filósofa).
Néstor Quiñones (artista gráfico).
Raúl Romero (sociólogo).
Rafael Castañeda (militante político).
Luis Hernández Navarro (periodista).
Carlos Aguirre Rojas (sociólogo y economista).
Sergio Rodríguez Lascano (militante político).
Carlos González (abogado y activista en la lucha de los pueblos originarios).
Adolfo Gilly (militante político, historiador y analista).
Carolina Coppel (videasta).
Mercedes Olivera Bustamante (antropóloga feminista).
María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera (socióloga).
“Lengua Alerta” (musiquero).
“Panteón Rococó” (musiqueros).
“El Mastuerzo” (guacarockero).
“Batallones femeninos” (musiqueras feministas).
“Los Originales de San Andrés” (musiqueros zapatistas).
“La Dignidad y la Resistencia” (musiqueras zapatistas).
Conforme vayan confirmando l@s demás invitad@s (cuyo nombres no se señalan para proteger a l@s inocentes) se hará pública la lista completa, así como los días y horarios de la participación de cada quien.
La dirección para registrarse como escucha-vidente, medio libre o de paga, es:
(por favor poner nombre, ciudad, estado o país, individual o colectivo).
Dicho lo anterior, no falten… o falten, el asunto es que miren, escuchen y piensen.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por la Comisión Sexta del EZLN (sección “Invitaciones y obviedades)
SupGaleano.
México, marzo del 2018.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario