Es
una de las tres normales indígenas del país y la única que, además de
ser indígena, es intercultural y bilingüe. Se encuentra en el municipio
de Zinacantán, en el estado de Chiapas. La historia que hoy vive esta
institución es insólita y, debería ser, escandalosa.
Como
en el caso de las normales rurales, ha subsistido estos años
neoliberales gracias al empuje y la conciencia de sus alumnos que,
generación tras generación, deben movilizarse para mantenerla abierta.
En semanas pasadas, los estudiantes demandaron que se realizara una
auditoría a la dirección anterior, a cargo de Manuel Bolón, luego de
evidencias de desvío de recursos; la asignación de una plantilla
completa de profesores, y la liberación de los recursos para la compra
de diésel para los autobuses que diariamente deben trasladar a los
estudiantes desde San Cristóbal de las Casas hasta el plantel. Se trata
de demandas legítimas que, lejos de violentar las leyes, se realizan en
el marco de lo dispuesto por la Constitución mexicana.