Movimiento Migrante Mesoamericano y Algunas Historias de Migrantes
Articulo de : Somoselmedio
Por Mario Martínez
El Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), fue fundado por Martha Sanchez Soler y su esposo José Jacques y Medina, hombre que tuvo que salir del país y pedir refugio político a partir de ser perseguido por participar en la lucha estudiantil de 1968. Además de Martha y José Jacques, en la actualidad este movimiento también lo integran Rubén Figueroa y Elvira Arellano, personas luchadoras y defensoras de los migrantes.
La finalidad del MMM, es “hacer visible el problema de inseguridad y la falta de protección a los derechos humanos de los migrantes cuando transitan por México. Han generado fuertes vínculos con defensores de los migrantes como son: el Padre Solalinde, director del albergue del migrante “Hermanos en el Camino”, Fray Tomás González, director de “La 72” Hogar-Refugio para personas migrantes, Padre Heyman Vázquez , director de la casa del migrante “Hogar de la Misericordia”, el Padre Pantoja, director del albergue “Belen Posada del Migrante”, Las Patronas y el Obispo Raúl Vera.
Durante estos años, el movimiento ha organizado eventos que hacen visibles los problemas que enfrentan los migrantes que transitan por México, como: “Toma la Bestia” , “Paso a Paso hacia la Paz”, “El Viacrucis del Migrante”, “Los migrantes somos 132”, “La Caravana de Madres Centroamericanas en Busca de sus Hijos”, “Toma la migra” así como diversos foros de discusión.
Una de las últimas acciones que realiza el Movimiento Migrante Mesoamericano, es la actual y segunda Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos en Tránsito por México “Liberando la Esperanza”; con el objetivo de encontrar a sus hijos, las madres recorren el país desde el 15 de octubre hasta el 3 de noviembre . Uno de esos casos es el de Martha, mujer Nicaragüense que busca a su hermana quien salió de su país desde hace 23 años.
Algunas Historias de la Migración
El Departamento de Chinandega se localiza al sur de Nicaragua, frontera con Honduras. Chinandega es uno de los Departamentos de Nicaragua que está dentro de las mayores tasas altas de migración. Niños, jóvenes y mujeres salen de su estado para conseguir trabajo. Uno de sus principales destinos es Estados Unidos, pero para llegar a ese país tienen que cruzar tres fronteras, la de Honduras, Guatemala y México; esta última una de las más difíciles y peligrosas.
Blanca, una mujer nacida en Chinandega, con la emoción de mejorar económicamente y poder ayudar a su familia, salió a los 16 años de su casa dejando a sus hermanos y padres. Primero llegó a Managua donde trabajo como niñera, años después la familia para la que trabajaba, decidió salir del país por los problemas económicos y la inseguridad que se vivía en ese momento. Blanca estuvo algunos años en Honduras y a los 23 años viajó a México donde se casó y formo una familia.
Martha ha iniciado el mismo recorrido que su hermana Blanca, con la ilusión de poder encontrarla en la Ciudad de México. Martha es una de las 12 madres nicaragüenses que a las cuatro de la mañana del 12 de octubre salieron de la Casa del Migrante, “Servicio Jesuita para Migrantes” (SJM), ubicado en el Departamento de Chinandega, Nicaragua. Cuando se enteró de la Caravana de madres, no dudo para unirse a ella. Su hermana y sus hijas la apoyaron, solo su hija la más pequeña “la más tierna” dice ella, fue la que se quedó muy triste al saber que su madre iba a estar 24 días fuera de su casa. Con tan solo una bolsa de plástico donde unas horas antes había guardado la fotografía de sus nietos, sus hija y su madre, Martha abordó el autobús que las llevó al puerto fronterizo El Ceibo, ubicado entre Guatemala y México donde ya la esperaba El Movimiento Migrante Mesoamericano.
Van cuatro días de recorrido de la caravana y Martha emocionada no deja de platicar sus recuerdos y experiencias cuando eran pequeñas: “Blanca y yo no podíamos separarnos; en una ocasión Blanca salió a recibir a un novio y lo hizo enojar al propósito, quería que él se enojara conmigo y en verdad siempre nos confundían. Cuando me embarace, Blanca sentía los síntomas de mi embarazo, siempre estábamos juntas. Antes hablábamos seguido por teléfono, cuando murió mi padre, Blanca le hablaba y le cantaba canciones, lo animaba, ya no lo pudo ver, el ya agonizaba”. Después de que su padre murió, Martha explica que Blanca ha de haber entrado en una depresión profunda, ya no volvió hablar nunca más, ahora es su madre la que convalece, enferma del corazón y con problemas de un riñón, por lo que Martha espera llegar a Nicaragua con Blanca y caminar juntas por las calles de Chinandega a lado de su madre como lo hacían de pequeñas.
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