Nosotras, como mujeres del Kurdistán Occidental y como mujeres que luchan, escribimos este comunicado respondiendo al llamado de nuestras hermanas y hermanos indígenas en México ante los ataques que están recibiendo las comunidades indígenas por parte de grupos paramilitares y la impunidad con la que cuentan debido a la inacción del Estado mexicano.

Estos ataques nos duelen como si fueran también sobre nosotras, porque nos reconocemos en cada uno de los hechos que narran las compañeras. Los ataques a aquellas que están resistiendo y construyendo un mundo nuevo son constantes, vengan de parte de los estados o de grupos paramilitares o de mercenarios. Estos ataques son dirigidos en contra los pueblos indígenas que luchan contra los mega-proyectos que saquean sus tierras, que se autoorganizan de forma democrática y desde la base, que luchan por una sociedad donde haya justicia de género y ecológica, que se oponen a la globalización capitalista. El sistema patriarcal, que en este caso representa el Estado mexicano, es responsable de los ataques en las comunidades zapatistas, así como de las desapariciones, los asesinatos y las violaciones de niños, niñas y mujeres jóvenes. Este sistema es el mismo que está llevando a cabo un cambio demográfico en Afrin y que lleva al secuestro, violación y asesinato de mujeres jóvenes cada día a manos de la ocupación turca.

Estos son proyectos alternativos que prueban que hay otra forma de vivir más allá de los estados-nación capitalistas y patriarcales, y por esto son atacados y criminalizados por dichos estados. Tal y como es atacada la población indígena en Chiapas, aquí en el norte y el este de Siria la población indígena es atacada, asesinada y desplazada.

La guerra de contrainsurgencia que se está librando en contra del EZLN no es distinta tampoco a la guerra de desprestigio y deslegitimación que se está llevando a cabo contra las YPG, YPJ o las SDF, nuestras fuerzas de autodefensa. Así como no es distinto el silencio de los Estados en todo el mundo, que avala toda esta violencia y demuestra su complicidad con estos crímenes, que son útiles a sus intereses de dominación y explotación, tanto de las personas como de los territorios. Que estos grupos no tengan un vínculo directo con el Estado no exime a éste de su responsabilidad en relación a estos crímenes.

Sin embargo, todo esto no nos llevará a rendirnos sino a fortalecer nuestra resistencia, porque nos reafirma en que una vida libre, especialmente para las mujeres, no es posible en el sistema patriarcal imperante y en que sólo a través de la autoorganización y la autodefensa de las comunidades y los pueblos y la solidaridad internacionalista será posible vivir libremente y en armonía con los otros pueblos y con la naturaleza.

Por todo ello, nosotras, como Kongra Star, condenamos los ataques realizados por los grupos paramilitares a las comunidades indígenas y a las miembros de la comunidad zapatista y del Consejo Nacional Indígena y exigimos al gobierno mexicano que reconozca la existencia de estos grupos armados y atienda a las demandas de las comunidades en Chiapas.

También mandamos toda nuestra solidaridad, fuerza y amor a las comunidades indígenas y zapatistas, que son un ejemplo de dignidad y valentía y una prueba de que es posible este nuevo mundo, y a todas las mujeres que en México están librando una lucha histórica contra los feminicidios.

Aunque nos encontremos lejos les decimos nuevamente que su lucha es nuestra lucha, así como nuestra revolución es también su revolución.

La lucha sigue, porque la resistencia es vida.
Jin, Jiyan, Azadi! – Mujer, Vida y Libertad!
Kongra Star – 13 de septiembre del 2020