Quienes enviamos este mensaje hemos decidido que nuestro camino es abajo y a la izquierda anticapitalista. Nos reconocemos como integrantes de las distintas comunidades universitarias del país. Somos parte de una diversidad de rostros, opiniones, sueños, experiencias, indignaciones y esperanzas. Somos jóvenes a quienes los de arriba, sin tomarnos en cuenta, nos imponen una política basada en la violencia, la represión y el miedo.
También somos profesores y profesoras con trabajos precarizados, flexibilizados, subcontratados, sin prestaciones, ni estabilidad, ni seguridad laboral, resultado de un modelo económico que nos niega además un salario justo, contratación permanente y una jubilación digna.
Somos investigadores e investigadoras que a pesar de no contar con las condiciones para llevar a cabo nuestros proyectos y recibir constantemente acoso en nuestra libertad de expresión, creemos que también desde la ciencia y las humanidades se puede luchar.
Somos universitarias y somos mujeres que sentimos rabia por la violencia machista, rabia por el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio ¡Queremos Justicia! Somos estudiantes de nivel superior, medio superior y de posgrados que resistimos la ofensiva en contra del proyecto público, gratuito, científico, laico, crítico y humanístico de la enseñanza en México.
Somos de la UNAM, del Poli, de la UAM, la UACM, la UAEM, UAEMEX, UPN, la ENAH, de las Normales Rurales, de Chapingo y nos hemos constituido como Red Universitaria de Apoyo al Concejo Indígena de Gobierno, pues después de escuchar, leer y observar la propuesta que ha hecho retemblar en sus centros la tierra reconocemos en ella la vía para reconstruir nuestro país que ha sido azotado principalmente por la miseria, el despojo y por una guerra que ha cobrado la vida de más de doscientas mil personas y más de treinta mil desaparecidos. El Estado mexicano es uno de los principales responsables de esta situación, como ejemplo tenemos la falta de verdad y justicia en el caso de nuestros 43 compañeros estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero desde el año 2014 ¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!
Por eso que queremos hablarle el día de hoy nuevamente a nuestra comunidad. No como sus representantes, ni a nombre de ustedes. Queremos iniciar un diálogo permanente en el que podamos encontrarnos como la comunidad que somos, reconocernos en la propuesta que nos está haciendo el Concejo indígena de Gobierno, para desde esas coordenadas pensar colectivamente y hacer propuestas ante un horizonte en crisis e incierto.
La propuesta que venimos a hacerles tiene como epicentro el Quinto Congreso Nacional Indígena, realizado en el mes de octubre del 2016, donde se reunieron representantes de distintas tribus, barrios, naciones y pueblos originarios quienes después de pensar y repensar lanzaron un mensaje a los pueblos del mundo en el cual denunciaron la situación de despojo, represión y violencia a la que se enfrentan no solo los pueblos originarios, sino el resto de la sociedad mexicana. Anunciaron que comenzarían un periodo de consulta para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena.
Durante el periodo de consulta los pueblos originarios comenzaron a discutir los pros y los contras de la propuesta, nombraron a sus concejales y caminaron en la constitución de un espacio colectivo desde el cual construir rebeldía y resistencia para defenderse de la tempestad que se avecina y detener la ofensiva capitalista que se ha convertido en una amenaza civilizatoria. En este caminar nos han llamado a sembrarnos en la esperanza, a desmontar el poder de arriba y reconstituirnos como país, a sumarnos en una sola organización en la que la dignidad sea nuestra palabra última y nuestra acción primera, para hacer retemblar en sus centros la tierra, vencer el miedo y recuperar lo que es de la humanidad, de la tierra y de los pueblos, por la recuperación de los territorios invadidos o destruidos, por la presentación de los desaparecidos del país, por la libertad de todas y todos los presos políticos, por la verdad y la justicia para los asesinados, por la dignidad del campo y de la ciudad.
Los pasos de la propuesta arribaron a la constitución del Concejo Indígena de Gobierno en el mes de mayo de este año. Con la presencia de concejales recién electos, de delegadas y delegados del CNI, así como representantes del EZLN e invitados de la sociedad civil. Ahí el CIG decidió, como una de sus primeras acciones, nombrar a una compañera del pueblo nahuatl como su vocera, cuyas primeras palabras fueron ¡Vamos por todo!, acompañadas del llamado a no tener miedo, a organizarnos en todos los rincones del país para arrebatarle a los de arriba el destino que nos han quitado, para echarles a perder su fiesta basada en nuestra muerte y hacer la propia, basada en la dignidad, la organización y la construcción de un nuevo país y de un nuevo mundo. Así dijeron, así llegó la hora de los pueblos, así llegó la hora de la organización. Y en esas andamos.
Quienes integramos la Red Universitaria de Apoyo al CIG nos interesa discutir con ustedes, las comunidades universitarias, esta propuesta. Pues creemos que la realidad que enfrentan los pueblos originarios es igual a la de quienes habitamos en las ciudades. También a nosotros nos afecta la política de miedo, violencia, miseria, despojo y explotación.
Por eso, más que respuestas, ideas acabadas o propuestas finales, traemos dudas y preguntas sobre por qué nos hace eco la invitación de los pueblos originarios.
Sabemos que las comunidades universitarias han vivido desde hace varias décadas la imposición de proyectos educativos que responden a los intereses del modelo neoliberal, que ha convertido el derecho a la educación en un privilegio. Es por eso que preguntamos: ¿Qué proyecto universitario, distinto al neoliberal, necesitamos para reconstruir el país? ¿Qué técnica al servicio de qué patria? ¿Cómo defender un proyecto donde lo humano siga sin serme ajeno? ¿Cómo mantener nuestra casa abierta el tiempo? ¿Entre los intereses empresariales y las necesidades del resto de la población, de qué lado tendrían que estar los centros educativos, planes de estudio e investigaciones? ¿Qué tenemos que decir sobre la reforma educativa promovida por los empresarios mexicanos como Carlos X. González? ¿Cómo asegurar el ingreso a las universidades de todas las personas que lo solicitan? ¿Cómo impedir la privatización de los espacios universitarios? ¿Cómo defenderemos y mantendremos abiertas las normales rurales?
Sabemos que la realidad de las comunidades universitarias va más allá de los espacios educativos, de ahí que nos cuestionemos: ¿Por dónde comenzar el diagnóstico de los problemas que más nos afectan? ¿Por la violencia extendida y generalizada en el país? ¿Por la violencia machista y feminicida en contra de las mujeres? ¿Contabilizando el número de personas asesinadas en la mal llamada guerra contra el narcotráfico? ¿Preguntándonos dónde están las personas desaparecidas? ¿Ubicamos en un mapa dónde hay fosas clandestinas, mega proyectos, minerías, desplazamiento de personas, concesiones para fracking? ¿Haciendo una estadística de la miseria?
Son algunas interrogantes con las que queremos comenzar a construir colectivamente un diagnóstico de las comunidades universitarias, para acompañar la voz de los pueblos que integran el CIG, empezar a organizarnos y reconstruir los canales de comunicación, los espacios de encuentro, reconocer nuestras demandas comunes y plantearnos qué hacer de aquí en adelante. Hacer de la propuesta del CIG nuestra propuesta.
Para concluir nuestra participación y recibir al Concejo Indígena de Gobierno queremos decirles que sentimos retemblar en sus centros la tierra; por esa razón nos reunimos para constituir la Red Universitaria de Apoyo al CIG y convocarnos en este primer evento, pues hemos comenzado a caminar, a dar los primeros pasos en la organización desde donde somos lo que somos. A darlos junto a ustedes. A darlos en colectivo. Respondemos al llamado que han hecho y reafirmamos que nuestra lucha es abajo y a la izquierda, que somos anticapitalistas y que se ha llegado el tiempo de los pueblos, de hacer vibrar este país con el latir ancestral del corazón de nuestra madre tierra.
Ciudad Universitaria, a 12 de septiembre del 2017.
Red Universitaria de Apoyo al Concejo Indígena de Gobierno
¡Ha llegado la hora!
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